jueves, 28 de mayo de 2009

Henri Bergson y sus pensamientos



Henri Bergson
(París, 1859 - 1941) Filósofo francés. Llamado el filósofo de la intuición, Bergson buscó la solución a los problemas metafísicos en el análisis de los fenómenos de la conciencia. En el terreno filosófico, reactualizó la tradición del espiritualismo francés y encarnó la reacción contra el positivismo y el intelectualismo de finales de siglo.
Miembro de una familia judía de origen polaco, realizó sus primeros estudios en el Liceo Condorcet, sobresaliendo en las disciplinas clásicas y más aún en las matemáticas. En 1891 se casó con Louise Neuburger, prima de Marcel Proust. Obtuvo el doctorado en Filosofía gracias a dos disertaciones: Quid Aristoteles de loco senserit y Essai sur le données immédiates de la conscience (1889). En 1897 fue nombrado "Maître de conférences" de la Escuela Normal, y dos años más tarde comenzó a dictar clases en la cátedra de filosofía moderna del Collège de France. Su enseñanza alcanzó enorme éxito. No se le permitió el acceso a la Sorbona por la oposición del Henri Bergson
En 1914 fue nombrado miembro de la Academia de Francia, y en 1927 ganó el premio Nobel de Literatura. Durante la primera guerra mundial desarrolló una intensa labor como conferenciante en apoyo de la Entente. Al constituirse dentro de la Sociedad de Naciones el Comité para la cooperación cultural, Bergson fue encargado de la presidencia. En los últimos años se sentía cada vez más cerca del catolicismo, pero evitó la conversión oficial porque, como confesó en su testamento, temía apoyar con su prestigio el antisemitismo fomentado en Europa por el nazismo.
Sus obras principales son Matière et memoire (1896); Le rire (1901); L´évolution creatrice (1907, obra que obtuvo enorme resonancia y difusión); L´énergie spirituelle (1919); Durée et simultanéité (1922); Le pensée et le mouvement (1934, colección de ensayos y conferencias, entre los cuales se encuentran la Introduction à la metaphysique, 1903, brillante síntesis de la filosofía de Bergson, y L´intuition philosofique conferencia pronunciada en el congreso de Bolonia, 1911); Le possible et le réel (1930); Les deux sources de la morale et de la religion (1932).


Sin duda el arte nos permite descubrir en las cosas más cualidades de las que percibimos corrientemente. Ensancha nuestra percepción, pero lo hace más en extensión que en profundidad. Enriquece nuestro presente, pero no nos permite casi superarlo. Mediante la filosofía podemos acostumbrarnos a no separar nunca el presente del pasado que arrastra siempre consigo. Gracias a ella todo cobra profundidad, y más que profundidad, algo semejante a una cuarta dimensión en cuya virtud las percepciones anteriores permanecen solidarias de las percepciones actuales y el porvenir inmediato mismo en parte se anuncia en el presente. Entonces la realidad no aparece ya como estática en su modo de ser; se muestra dinámicamente, en la continuidad y la variabilidad de su tendencia. Lo que había de inmóvil y de yerto en nuestras percepciones se reanima y se pone en movimiento. Todo se anima en torno de nosotros, todo se vivifica en nosotros. Un gran impulso arrastra a los seres y las cosas. Por él nos sentimos levantados, transportados y sustentados. Vivimos más intensamente y este acrecentamiento de vida comporta la convicción de que graves enigmas filosóficos se puedan resolver, o incluso que tal vez no debieran plantearse, puesto que se originan en una visión estática de lo real, y no son sino la traducción en términos de pensamiento de cierto debilitamiento artificial de nuestra vitalidad.


Pensamientos de Henri Bergson:


Debemos obrar como hombres de pensamiento; debemos pensar como hombres de acción.


La contemplación es un lujo, mientras que la acción es una necesidad.


La inteligencia se caracteriza por una incomprensión natural de la vida.


Los conceptos están incluidos en las palabras.


La libertad es un hecho, y entre los hechos que observamos, no hay ninguno que sea más claro.


El presente sólo se forma del pasado, y lo que se encuentra en el efecto estaba ya en la causa.

lunes, 18 de mayo de 2009

Sin noticias de Gurb




Título: Sin noticias de Gurb


Autor: Eduardo de Mendoza


Género: Ciencia Ficción en tono de humor


Época : 1990 en la Barcelona Olímpica.




Breve resumen de la obra:

En el verano del año 1990 dos habitantes de un lejano planeta aterrizaron en cercanías de Barcelona. Esa misma noche, uno de ellos, que respondía al nombre de "Gurb", adoptó la apariencia de la despampanante cantante española Marta Sánchez, descendió de la nave, y abandonando a su compañero , desapareció sin dejar rastro alguno… Así se da inicio a las descabelladas andanzas del protagonista de este libro , quien durante catorce días (con sus noches), se dedica a buscar a su amigo Gurb por las calles de una Barcelona, sumida en la preparación de sus juegos olímpicos con lo que esta toda patas arriba, y la ciudad era un caos. A partir de aquí las peripecias surrealistas que le ocurren, a nuestro personaje narradas , en tono de humor.

El libro está escrito en un lenguaje campechano y facilón; su contenido narrativo es ingenioso.

Al final los dos extraterrestres porque Gurb se enamora, deciden quedarse a vivir en la tierra, con lo que queman su nave, para así no poder volver a su planeta.




Opinión personal de la obra:


La novela, está escrita como un cuaderno de Bitácora, día a día y noche a noche, le ocurren un sinfín de aventuras, casi todas surrealistas, (también es cierto que es de ciencia ficción), pero graciosas y te ríes continuamente con la lectura del libro, además, se agradece a los pocos iniciados a la lectura como yo, que las letras sean grandes, que esté escrito de éste tipo, las frases muy separadas entre si, y de pocas páginas. Yo hasta me he sorprendido a mi mismo , puesto que me lo he leído en dos tardes, curioso, será que me estoy aficionando a la lectura?. En definitiva una novela graciosa y entretenida de leer, yo por lo menos es la mas graciosa de todo lo que he leído, claro que dado mi poca afición a la lectura mi currículum es muy corto.







martes, 12 de mayo de 2009

Breve reseña de escritores época del Realismo



BENITO PÉREZ GALDÓS

Benito Pérez Galdós
(Las Palmas de Gran Canaria, 1843 - Madrid, 1920) Novelista, dramaturgo y articulista español. Benito Pérez Galdós nació en el seno de una familia de la clase media de Las Palmas, hijo de un militar. Recibió una educación rígida y religiosa, que no le impidió entrar en contacto, ya desde muy joven, con el liberalismo, doctrina que guió los primeros pasos de su carrera política.
Cursó el bachillerato en su tierra natal y en 1867 se trasladó a Madrid para estudiar derecho, carrera que abandonó para dedicarse a la labor literaria. Su primera novela, La sombra, de factura romántica, apareció en 1870, seguida, ese mismo año, de La fontana de oro, que parece preludiar los Episodios Nacionales.
Dos años más tarde, mientras trabajaba como articulista para La Nación, Benito Pérez Galdós emprendió la redacción de los Episodios Nacionales, poco después de la muerte de su padre, probablemente inspirado en sus relatos de guerra –su padre había participado en la guerra contra Napoleón–. El éxito inmediato de la primera serie, que se inicia con la batalla de Trafalgar, lo empujó a continuar con la segunda, que acabó en 1879 con Un faccioso más y algunos frailes menos. En total, veinte novelas enlazadas por las aventuras folletinescas de su protagonista.
Benito Pérez Galdós (Óleo de Sorolla)
Durante este período también escribió novelas como Doña Perfecta (1876) o La familia de León Roch (1878), obra que cierra una etapa literaria señalada por el mismo autor, quien dividió su obra novelada entre Novelas del primer período y Novelas contemporáneas, que se inician en 1881, con la publicación de La desheredada. Según confesión del propio escritor, con la lectura de La taberna, de Zola, descubrió el naturalismo, lo cual cambió la manière de sus novelas, que incorporarán a partir de entonces métodos propios del naturalismo, como es la observación científica de la realidad a través, sobre todo, del análisis psicológico, aunque matizado siempre por el sentido del humor.
Bajo esta nueva manière escribió alguna de sus obras más importantes, como Fortunata y Jacinta, Miau y Tristana. Todas ellas forman un conjunto homogéneo en cuanto a identidad de personajes y recreación de un determinado ambiente: el Madrid de Isabel II y la Restauración, en el que Galdós era una personalidad importante, respetada tanto literaria como políticamente.
En 1886, a petición del presidente del partido liberal, Sagasta, Benito Pérez Galdós fue nombrado diputado de Puerto Rico, cargo que desempeñó, a pesar de su poca predisposición para los actos públicos, hasta 1890, con el fin de la legislatura liberal y, al tiempo, de su colaboración con el partido. También fue éste el momento en que se rompió su relación secreta con Emilia Pardo Bazán e inició una vida en común con una joven de condición modesta, con la que tuvo una hija.



LEOPOLDO ALAS "Clarín"

Leopoldo Alas García-Ureña nació el 2 de Abril de 1852 en Zamora. Comenzó sus estudios en León, en el colegio de los Jesuitas.

Su infancia transcurrió entre León y Guadalajara, y a los siete años llegó a Oviedo, ciudad en la que pasó gran parte de su vida.

La revolución de septiembre de 1868 lo incentivó a dedicarse a la política, se interesó por las ideas republicanas que defendería durante toda su vida.

Se recibió de Licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo, y en 1871, se trasladó a Madrid, donde residió hasta 1882.

Comenzó su carrera periodística dándose a conocer como crítico literario y articulista. En abril de 1875 utilizó por primera vez el seudónimo que lo haría famoso, "Clarín", para firmar un artículo en el periódico «El solfeo».

En 1883 regresó a Oviedo para ocupar la cátedra de Derecho Romano.

Su obra más importante es la novela "La Regenta" (1885), aunque publicó otra novela: «Su único hijo» (1891).

En 1885 publicó "Sermón perdido". En pleno realismo, en 1886 escribió su novela corta "Pipa" y entre sus cuentos se pueden citar "Doña Berta", "Superchería" y "Cuervo"(1892), )," El señor y lo demás son cuentos" (1892); "¡Adiós Cordera!", "Dos Sabios" y "Zurita".

En 1895 estrenó su única obra teatral, "Teresa".